martes, 27 de diciembre de 2016

Los pedazos cortan

No necesito que venga nadie a romperme el corazón, sé hacerlo muy bien solita. 

No necesito ayuda para sanar heridas porque me gusta ver la sangre, cuánta más mejor, que fluya, se coagule y como por arte de magia se forme una costra dura, pero no más que mi cabeza. 

Mira que habrán sido cientos las veces que me he dado de bruces contra el suelo por no mirar dónde iban a parar mis pasos, a veces freno y otras acelero y otras corro tan deprisa que no siento las piernas, sólo sé que vuelo, hasta que tropiezo con alguna de mis dudas y entonces las culpas visten mi cuerpo tembloroso e inseguro, incapaz de caminar a oscuras por si me atrapan los miedos y devoran ese espacio que guardo en mi donde escondo las ganas. 


Y me aplasta el techo, me rodeo de fotos amarillas y ahí comienza el proceso de autodestrucción, voy a romperme en tantos pedazos que no sean pedazos, voy a romperme en polvo, polvo de estrellas, agujero negro de insomnio, de ojeras azul plateadas dibujadas en la cara para no olvidar que estamos luchando en esta guerra que llevamos dentro. 

Que yo soy mi mejor guerrero pero también mi más despiadado enemigo. 

La paz siempre acaba llegando y aunque 'siempre' sólo existe ahora, no te sirve de nada la valentía sin la perseverancia, por tanto persevera y deja que duela que algún día este dolor será útil, quiérete también así, tan humano, tan con el corazón roto en la mano. 

Pero ten cuidado, que los pedazos cortan.

- mg.

No hay comentarios:

Publicar un comentario