domingo, 30 de abril de 2017

Cállate y escucha



He visto tu último mensaje y he decidido no contestar. Te he dejado en leído y sé que no te hará mucha gracia. Si me hablases a la cara, me limitaría a mirarte y lo entenderías todo. Si te sonriese, acabaríamos deshaciendo la cama para que me arropases entre tus brazos. 
No existe guiño capaz de declarar tales intenciones. Me atrevería a decirte, que no se me ocurren palabras con las que sea capaz de escribirte las ganas que tengo de contar los lunares de tu espalda, ni lo mucho que deseo hundir mis manos en tu pelo mientras mis labios rozan tu nuca.


Las mejores sensaciones de esta vida empiezan con un susurro y terminan con un escalofrío. El susurro del viento tocándote las mejillas una tarde mirando el mar, el de la noche cuando cae sin previo aviso porque el tiempo a tu lado vuela, o el de la cerveza cuando la abres y das ese primer sorbo. El susurro de los besos cuando los labios se separan un par de segundos para volver al siguiente asalto con más ansia...

¿Sabes los susurros de los que te hablo? los que nacen cuando parece estar todo en silencio.
Como cuando estoy ahí respirando junto a tu pecho y dejo que ese sonido resuene en mis tímpanos por si vuelve el invierno.


Te hablo de los silencios en los que escuchas todo lo que el momento tiene que decirte, porque hay música para aquellos que escuchan decía Shakespeare.

Así que he decidido hablarte en silencios, sólo para ver si escuchas y agudizas el oído.

- mg.

domingo, 23 de abril de 2017

Los últimos rayos de sol


Te has bebido ese café como si fuera el último. 
Has posado la mirada en alguna parte lejos de aquí. 
Te he dejado ir mientras recorro las comisuras de tu boca, 
dibujándola en mi cabeza con fuego por si no vuelvo a verla.

Aun no has terciado media palabra, pero no hace falta que lo digas, 
puedo escuchar lo que tus ojos gritan.
Agarras la taza vacía y fría porque crees que tener algo entre las manos 
te dará el valor que te falta para mirarme a los ojos.

Ingenuo. 
Prefiero tus silencios a tus justificaciones, 
ya sabes que la cobardía me repatea las entrañas.

Tus manos se quedan quietas 
y veo que las palmas ya no custodian caricias con mi nombre.
Sonrío.

Los rayos de sol calientan a pesar de ser media tarde, 
huele a primavera en el aire, no le debes nada a nadie.
Me levanto, te beso la mejilla y me escabullo del barullo.

El cielo está precioso, no necesito más consuelo 
y es que los últimos rayos de sol son como una caricia.


 - mg.