Sencillo, anatómico y universal.
De nuestro día a día un ritual.
La perfecta de la excusas
para sentir y tocar.
Puede ser pesadilla
u oasis de intimidad.
Tal vez cotidiano,
extraordinario o vulgar.
Inegable que no hay uno igual.
Influyen en nuestra forma de pensar,
gracias a ellos se puede interpretar
lo que sentimos hacia otro mortal.
Existen los abrazos
distantes y cercanos,
los breves, los largos.
Hundiendo la cabeza
de lado a lado,
mirando a los ojos
o sin contacto.
Juntando frentes,
entrelazando manos.
Existen los medios abrazos
y los abrazos enteros.
Existen tus brazos y los míos.
Existen los nuestros.
Sentir un mundo
en el latir de tu pecho,
desaparecer de lo cotidiano
para rozar lo perfecto.
MG
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