domingo, 22 de diciembre de 2019

Tic, tac.



El momento en el que piensas
que la vida pasa deprisa,
tu reloj interno marca las
"somos el tiempo que nos queda" en punto.
El tiempo deja de ir hacia delante,
para ir marcha atrás,
tic, tac.


Cuanto más lo piensas,
el tiempo más rápido avanza.
La vida se convierte,
en una carrera hacia la muerte.
¿En qué momento se deja de tener 
toda una vida por delante?
Tic, tac. 


- Mg.







martes, 5 de noviembre de 2019

La anciana encina


La corteza está tibia
y protege a la gran encina,
sobre tres apoyos se alza
por encima de la colina.

Es la matriarca del valle
y junto al campanario del pueblo vigila,
que todos los seres que aquí habitan
respeten el curso de la vida.



Pero la gran encina guarda un secreto,
sus entrañas han comenzado a morir.
Un enorme vacío la reseca por dentro
y su savia pronto dejará de fluir.

El valle respira tranquilo,
a la sombra de su alguacil,
sin saber que es una mancha
entre campos cultivados de maiz.

El día que caiga la anciana,
la mancha se talará,
calentará la chimeneas de los labriegos
que viven del cereal.

MG

Brazo a brazo

Sencillo, anatómico y universal.
De nuestro día a día un ritual.
La perfecta de la excusas 
para sentir y tocar.
Puede ser pesadilla 
u oasis de intimidad.
Tal vez cotidiano, 
extraordinario o vulgar.
Inegable que no hay uno igual.
Influyen en nuestra forma de pensar, 
gracias a ellos se puede interpretar 
lo que sentimos hacia otro mortal.


Existen los abrazos 
distantes y cercanos, 
los breves, los largos. 
Hundiendo la cabeza 
de lado a lado, 
mirando a los ojos 
o sin contacto. 
Juntando frentes,
entrelazando manos.

Existen los medios abrazos 
y los abrazos enteros. 
Existen tus brazos y los míos. 
Existen los nuestros.



Sentir un mundo 
en el latir de tu pecho, 
desaparecer de lo cotidiano 
para rozar lo perfecto.

MG

domingo, 27 de octubre de 2019

Si la mediocridad está a la orden del día, yo seré una rebelde de noche

Te pesa la vida, 
te tumban las mañanas, 
Te robotiza la rutina,
tus sentidos se paran. 

Ejercer tus obligaciones,
tachando listas pendientes, 
trabajando entre mediocres,
para un puñado de incompetentes. 

Te restas vida a diario,
Tus sueños ya no brillan,
Has terminado por creerte,
que es así como debe ser tu vida.

La risa profunda, 
la escondes en tu pecho,
lleva un largo tiempo 
padeciendo un duro invierno.



Funcionas mecánicamente, 
realizas tus tareas sin destacar,
la pasión se va engangrenando,
en este mundo vulgar. 

No brilles, no sueñes.
La vida es dura
y esto es normal.
Aguanta, paga, vive y muere.
No destaques entre los demás. 

Basta. Basta. 
"Si la mediocridad está a la orden del día, 
yo seré una rebelde de noche".
No me conformo con medio vivir una vida, 
sin brillar cada vez que lo goce. 

Que la vida es un disfrute 
y un mandarlo todo a la mierda, 
cuando te dicen que aguantes 
aunque no te merezca la pena. 

Que tu voz nunca muera, 
que tu risa estalle en primavera, 
que tus sentidos vuelvan a humanizarse 
y que tu rutina te inspire el volver a enamorarte, 
de los tuyos, 
de tu vida, 
de ti. 

Mientras vivas, 
no te dejes morir



MG

viernes, 7 de junio de 2019

El hombre que soñó cómo cambiar el mundo y se quedó bailando un tango

Te voy a contar la historia
de la  idea que nació en un sueño,
capaz de cambiar el mundo
tal y como lo conocemos.

El hombre que la soñó
la olvidó cuando despertó.
Vivió toda su vida
intentando recordarla,
pero sus esfuerzos
no hacían más que alejarla.



Un día, sin más, desistió.
Esa noche la idea
a su sueño volvió,
bailando borrosa
por su mente dormida.

Él con determinación
la agarró de la cintura,
con la suavidad que merece
una idea tan pura.


Finalmente le cogió la mano,
atravesando la noche
al ritmo de un tango.

La mente dormida
experimentó lucidez
y desvistió la idea
para poderla comprender.

"El que comprende no olvida,
aunque despierte, ella será mía".

El pecho del hombre
se hinchó de excitación
y en ese mismo instante
su corazón se paró.



La idea baila sola, 
esperando que la sueñen
y que al despertar
alguien la recuerde. 

- MG.

domingo, 3 de febrero de 2019

Eres suerte

Shakespeare decía que el destino es el que baraja las cartas pero nosotros somos quienes jugamos.
Llámalo destino o llámalo suerte. El concepto sigue siendo algo abstracto.
Es curioso sentir hacia alguien algo que no se puede explicar de forma tangible.


¿Por qué eres suerte?
Podría recurrir al pensamiento racional y buscar una explicación hablándote de hechos probables, podría basarme en la estadística o incluso en la física cuántica que tanto me fascina. Pero nada de esto ha logrado definir qué es la suerte. Jung lo intentó con su teoría del principio de la sincronicidad, pero quedó en eso, en una teoría más.

Pero entonces, ¿Qué es la suerte?
Si no encontramos una respuesta utilizando la razón podríamos recurrir al pensamiento ilusorio, a creencias y mitos. Mitos a través de los cuales poder explicarlo, mitos como el del hilo rojo. Sin embargo, no dejan de ser mitos.

Entonces, ¿Qué es la suerte?
Sin aceptar como verdades absolutas las teorías o los mitos, la suerte queda abierta a la libre interpretación, por eso quiero definirte qué es para mi la suerte.



Suerte es que hayamos compartido a lo largo de nuestras vidas decisiones que nos han acercado a nosotros mismos.
Hemos decidido no conformamos con lo dado para evitar dejarnos llevar por los sueños de otros y poder así construir los nuestros.
Hemos decidido atrevernos a mirar dentro de nosotros mismos y encontrar la fuerza necesaria para enfrentarnos a un futuro incierto con la certeza de que nuestras acciones darán forma a nuestras vidas de tal forma que tendrán sentido ante nuestros ojos.

Suerte es que, a pesar de haber jugado con cartas muy distintas, hemos seguido las mismas reglas y gracias a eso ahora tenemos la oportunidad de jugar la misma partida.

– MG.