Cambió el fondo de las copas de Gintonic
por lo alto de las copas de los pinos,
y entonces descubrió
que su vida tenía sentido
Ahogarse en el fondo de las copas,
que se te nublen las ideas hasta quedar ciego.
Embriagarse de música
hasta perder la noción del tiempo.
Soñar dormido y soñar despierto
con amores esclavos de tus carencias y tus deseos
que susurren a tu oído
las noches que tengas frío.
Mantenerse ocupado
y así no pensar,
y no sentir nada,
,o al menos intentarlo,
y dejar la vida pasar
entre cafés solos o acompañados.
Pudrirse lentamente
entre los muros que alzamos
para intentar mantenernos estables
y a salvo.
Sin principios y sin valores
porque Dios ha muerto
y no tenemos un rey
del que ser su siervo.
Dependes de ti
y eso te aterra
y consume por dentro.
Y mientras tanto, allá afuera, la vida sigue girando,
los amaneceres avanzan y los atardeceres caen,
igual que las hojas en otoño,
que nos enseñan con su belleza y sus colores
que lo que parece el fin no es que estén muriendo,
es que la vida sigue cuando pasa el invierno.
MG
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