domingo, 15 de octubre de 2017

Te han roto el corazón

Llámame loco, pero no puedes ir por la vida con esa actitud que pareciese que nada pudiese herirte.
Simplemente no puedes.

— ¿Cuántas veces te han roto el corazón?Puede que ninguna — me salió del alma. Mis palabras sonaron demasiado directas, quizá porque no pretendía decirlas en voz alta.
Ella sonrió. Su gesto se tornó sereno y despacio me dijo:

 — Las necesarias.

Volvió a sonreír. Niñata. Es como si nada se lo tomase demasiado en serio.
 — ¿Las necesarias para qué? — El tono de mi voz puso en evidencia el comienzo de mi desesperación. Ella debió darse cuenta. Fingió seriedad unos instantes mientras me decía alto y claro «las necesarias para no tener miedo a que me lo vuelvan a romper».

Volvió a sonreír. Volvió a su actitud de “nada puede hacerme daño”.
Supongo que en el fondo tenía razón. Supongo que existe una línea que traspasas tras ciertas rupturas (de corazón y de pareja) en las que empiezas a ser consciente del poder del ser humano de sobreponerse.

La volví a mirar y seguía sonriendo. Siempre sonríe. Maldita. Me pregunto cuántas veces se lo habrán roto. Cuánto dolor será capaz de soportar.
Esta última pregunta envenenó mi mente con ideas perturbadoras. Me entraron ganas de ponerle a prueba.

MG.

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